jueves, 8 de diciembre de 2011

CRÓNICA



LA TEMIBLE VISITA DE MI ASESORA.
Era lunes y estaba muy fresco el aire, hacía frío y los alumnos empezaban a llenar la enorme escuela primaria. Algo me hacía sentir incómoda, sin embargo continué con mi plan de trabajo. De pronto, no podía creerlo, frente a mis ojos se encontraba la profesora Socorro; la maestra más temible de la normal superior. Era momento de que observara mi clase y me analizara como docente.
8:05 am Los niños entraron al salón y comencé a tomar asistencia. Coloqué un CD de música clásica, recordé algunas reglas de comportamiento mientras la maestra titular escribía la fecha del día. Inicié preguntando sobre el nombre del cuento que les encargué de tarea y sus  personajes, les mostré algunas imágenes y comenzamos a leer de manera grupal mientras la asesora miraba fijamente cada uno de mis movimientos.
8:15 am La profesora socorro se encontraba sentada al final del salón, no dejaba de observarme. Continué con mi clase y realicé una actividad pasando al azar  a los alumnos y les hice preguntas relacionadas con la historia; no todos contestaron correctamente, lo cual no fue muy del agrado de la asesora.
8:25 am Pedí a los alumnos que buscaran algunas palabras señaladas en el texto; inmediatamente después de esto, la asesora me hizo una seña para que me acercara a ella y me realizó todas la observaciones que hasta el momento consideraba necesarias. Comenzó a preguntarme sobre las modalidades de la lectura y me enfatizó todos los errores que había cometido en mi clase; lo cual, siendo honesta me hizo sentir  muy mal.
8:45 am Les dije a los alumnos que sacaran su libreta, que anotaran la fecha en su libreta y escribieran en ella las palabras que señalamos en el libro.
8:50 am Finalicé la sesión haciendo preguntas sobre la lección, las cuales debían ser redactadas de forma que sus respuestas fueran expresando opiniones, comentarios y no contestar con monosílabos.
9:00 am Pensé que este momento nunca llegaría, fue una hora muy larga, llena de incomodidad y temor de las observaciones de mi asesora. Después de mencionarme y explicarme a fondo todas las situaciones en las que había fallado, optó por decirme que corrigiera la hora del descanso en mi planeación semanal. Me sentía muy estresada y asustada. Pero sentí un gran alivio cuando salió del salón y se fue de la escuela. Espero que esto nunca vuelva a suceder.

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